Fragmento 1:
MADRE: Mi hijo tiene y
puede.
PADRE: Mi hija también.
MADRE: Mi hijo es
hermoso. No ha conocido mujer. La honra más limpia que una sábana puesta al
sol.
PADRE: Qué te digo de
la mía. Hace las migas a las tres, cuando el lucero. No habla nunca; suave como
la lana, borda toda clase de bordados y puede cortar una maroma con los
dientes.
Los padres hacen
una adulación de las cualidades de sus hijos, quizás llegando a la falsedad y
ambos compiten por sobrepasar en honra y en riqueza al otro, como medio para
hacer ver la valía de sus hijos y el por qué debía casar a su hijo o hija con
ella.
MADRE: ¿Sí? ¡Qué hermoso mirar! ¿Tú sabes lo
que es casarse, criatura?
NOVIA (Seria): Lo sé
MADRE: Un hombre, unos hijos y una pared de dos
varas de ancho para todo lo demás.
NOVIO: ¿Es que hace falta otra cosa?
Era algo típico
entre las mujeres casadas el hecho de que esta quedara relegada a la casa y a
los hijos, algo que era lo esperado por el hombre. Afortunadamente, hoy en día
esto ha cambiado y tanto hombres como mujeres pueden tanto trabajar como
atender la casa y los niños.
MADRE: Perdóname. (Pausa)
¿Cuánto tiempo llevas en relaciones?
NOVIO: Tres años. Ya
pude comprar la viña.
MADRE: Tres años.
Ella tuvo un novio, ¿no?
NOVIO: No sé. Creo
que no. Las muchachas tienen que mirar con quien se casan.
MADRE: Sí. Yo no miré
a nadie. Miré a tu padre, y cuando lo mataron miré a la pared de enfrente.
Una mujer con un hombre, y ya está.
Una mujer con un hombre, y ya está.
Quiere para su hijo una novia virgen el hecho de
haber tenido otros noviazgos mancha su honra. En el noviazgo no solo era
importante el hecho de que los novios se quisiesen, sino que por encima de eso
estaba por ejemplo, la honra de la novia, el nivel social, etc.
Fragmento 4:
MADRE: ¡Que es
verdad! ¡Que tienes razón! ¿Cuándo quieres que la pida?
NOVIO: (Alegre) ¿Le
parece bien el domingo?
MADRE: (Seria) Le
llevaré los pendientes de azófar, que son antiguos, y tú le
compras...
NOVIO: Usted entiende
más...
MADRE: Le compras
unas medias caladas, y para ti dos trajes... ¡Tres! ¡No te tengo
más que a ti!
NOVIO: Me voy. Mañana
iré a verla.
Los padres del novio le pedían la mano a la novia
costumbre de la época, además le regalaban unas medias caladas. Aunque hoy día
cambian un poco las tornas sigue destilándose la costumbre de hacer lo que la
gente hace en general. Cabe destacar que actualmente no se tiene como costumbre
o tradición regalar unas medias caladas pero sí que el novio no vea el vestido
de la novia antes de la boda y viceversa.
MADRE: Sí, sí; y a
ver si me alegras con seis nietos, o lo que te dé la gana, ya que tu padre no tuvo lugar de hacérmelos
a mí.
NOVIO: El primero
para usted.
MADRE: Sí, pero que
haya niñas. Que yo quiero bordar y hacer encaje y estar tranquila.
Prefiere que los nietos sean niñas para poder hacer
lo típico que hacían las mujeres bordar. Cabe destacar que el casarse iba unido
al tener descendencias, no se planeaba la idea de que un matrimonio en la
antigüedad se casara con ideas de solo convivir como ocurre, hoy día, ya que
existen incluso bodas con el fin de recaudar dinero y no con el fin de consumar
la relación y tener hijos como ocurría en la mentalidad de la época.
Fragmento 6:
LEONARDO: Estuve con los
medidores del trigo. Siempre entretienen.
MUJER (Haciendo el
refresco y muy tierna): ¿Y lo pagan a buen precio?
LEONARDO: El justo.
MUJER: Me hace falta
un vestido y al niño una gorra con lazos.
El marido es el que lleva las ganancias a casa. La
mujer normalmente encargada de las tareas de casa y de cuidar a sus hijos y el
marido de esta se concebía con más autoridad por el hecho de que era el que
llevaba el dinero a casa, aunque no hay que olvidar el lugar despreciable que
ocupaba la mujer en la época.
Fragmento 7:
MUCHACHA: No, con su
madre. Seria, alta. (La imita) Pero ¡qué lujo!
SUEGRA: Ellos tienen
dinero.
MUCHACHA: ¡Y compraron
unas medias caladas!... ¡Ay, qué medias! ¡El sueño de las mujeres en medias! Mire
usted: una golondrina aquí (Señala el tobillo), un barco aquí (Señala la pantorrilla) y
aquí una rosa. (Señala el muslo)
SUEGRA: ¡Niña!
MUCHACHA: ¡Una rosa con
las semillas y el tallo! ¡Ay! ¡Todo en seda!
SUEGRA: Se van a
juntar dos buenos capitales.
La
importancia del dinero de las familias, como hemos dicho anteriormente, a la
hora de contraer matrimonio. Lo normal era que una familia de clase acomodada
no permitiese que alguno de sus hijos se casase con alguien que no fuese de su
misma escala social.
Fragmento 8:
PADRE: Vender,
¡vender! ¡Bah!; comprar hija, comprarlo todo. Si yo hubiera tenido hijos hubiera comprado todo este
monte hasta la parte del arroyo. Porque no es buena tierra; pero con brazos se la
hace buena, y como no pasa gente no te roban los frutos y puedes dormir tranquilo. (Pausa)
MADRE: Tú sabes a lo
que vengo.
PADRE: Sí.
MADRE: ¿Y qué?
PADRE: Me parece
bien. Ellos lo han hablado.
MADRE: Mi hijo tiene
y puede.
PADRE: Mi hija
también.
MADRE: Mi hijo es
hermoso. No ha conocido mujer. La honra más limpia que una sábana puesta al sol.
Los padres intervienen en el matrimonio de sus hijos
y hablan sobre ellos, ya que en la época ellos también tienen que aceptar dicho
matrimonio. El hecho de que los padres no estuviesen de acuerdo con dicho
matrimonio traía grandes consecuencias.
Fragmento 9:
CRIADA: Es para
arreglarte mejor esta onda. Quiero que te caiga sobre la frente. (La NOVIA se mira en
el espejo) ¡Qué
hermosa estás! ¡Ay! (La besa apasionadamente)
NOVIA (Seria): Sigue
peinándome.
CRIADA (Peinándola): ¡Dichosa tú
que vas a abrazar a un hombre, que lo vas a besar, que vas a sentir su peso!
NOVIA: Calla.
El matrimonio lo describe como algo carnal “CRIADA:
¡Pero, niña! Una boda, ¿qué es? Una boda es esto y nada más. ¿Son los dulces?
¿Son los ramos de flores? No. Es una cama relumbrante y un hombre y una mujer.”
Fragmento 10:
LEÑADOR 3°: Los buscan y
los matarán.
LEÑADOR 1°: Pero ya habrán
mezclado sus sangres y serán como dos cántaros vacíos, como dos arroyos secos.
Los van a matar si los encuentran por haber huido,
llega hasta tal punto el que dos amantas huyan juntos dejando al novio plantado
que las familias recurren al asesinato; algo exagerado para la mentalidad de
nuestros días.
Fragmento 11:
MADRE: Vecinas: con
un cuchillo, con un cuchillito, en un día señalado, entre las dos y las tres, se mataron los dos
hombres del amor. Con un cuchillo. con un cuchillito que apenas cabe en la mano, pero que
penetra fino por las carnes asombradas y que se para en el sitio donde tiembla enmarañada la oscura raíz
del grito.
Llegan incluso a matarse Leonardo y el novio por
amor, se refleja la rebeldía del amor romántico, como hemos dicho
anteriormente, en este fragmento hay otra clara muestra de los límites y
consecuencias que podía acarrear el no hacer lo que los padres habían dispuesto
a sus hijos anteriormente.
Fragmento 12:
CRIADA: Niña, hija,
¿qué te pasa? ¿Sientes dejar tu vida de reina? No pienses en cosas agrias. ¿Tienes motivo? Ninguno.
Vamos a ver los regalos. (Coge la caja)
NOVIA (Cogiéndola de
las muñecas):
Suelta.
CRIADA: ¡Ay, mujer!
NOVIA: Suelta he
dicho.
CRIADA: Tienes más
fuerza que un hombre.
NOVIA: ¿No he hecho
yo trabajos de hombre? ¡Ojalá fuera!
CRIADA: ¡No hables
así!
NOVIA: Calla he
dicho. Hablemos de otro asunto.
La mujer prefiere ser hombre ya que no existe la
igualdad de sexos de hoy día y se diferenciaba mucho el modo de vida de la
mujer que el del hombre, por otro lado, esta se siente así por la impotencia y
el deseo que siente por rechazar todo lo que su padre y su suegra han dispuesto
para la boda que ella no desea realizar, ya que no era un amor correspondido,
aunque se esforzara por satisfacer a su padre, suegra y futuro marido fingiendo
quererlo su amor por Leonardo era mayor.
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