Relación entre vecinos


Fragmento 1:

VECINA: Yo bajé a la tienda y vine a verte. ¡Vivimos tan lejos...!
MADRE: Hace veinte años que no he subido a lo alto de la calle.
VECINA: Tú estás bien.
MADRE: ¿Lo crees?
VECINA: Las cosas pasan. Hace dos días trajeron al hijo de mi vecina con los dos
brazos cortados por la máquina. (Se sienta)
MADRE: ¿A Rafael?
VECINA: Sí. Y allí lo tienes. Muchas veces pienso que tu hijo y el mío están mejor
donde están, dormidos, descansando, que no expuestos a quedarse inútiles.
MADRE: Calla. Todo eso son invenciones, pero no consuelos.

Las vecinas se cuentan sus cosas (cotilleos) tienen relación cordial y no sale de casa por culto al marido muerto, mientras que su vecina es mas liberal en ese sentido e incluso le dice que mejor tenerlo muerto que no teniendo todas sus facultades físicas.

Fragmento 2:


VECINA: Pero quien la conozca a fondo no hay nadie. Vive sola con su padre allí, tan
lejos, a diez leguas de la casa más cerca. Pero es buena. Acostumbrada a la soledad.
MADRE: ¿Y su madre?
VECINA: A su madre la conocí. Hermosa. Le relucía la cara como un santo; pero a mí
no me gustó nunca. No quería a su marido.
MADRE: (Fuerte) Pero ¡cuántas cosas sabéis las gentes!
VECINA: Perdona. No quisiera ofender; pero es verdad. Ahora, si fue decente o no,
nadie lo dijo. De esto no se ha hablado. Ella era orgullosa.

Además, de importarse por la novia de su hijo como ya sabemos, le importa su familia, la honra de su madre en concreto porque según el pensamiento de la época eso manchaba para toda la vida a la descendencia,a pesar de que su madre ha fallecido. el hecho de en el pasado haber perdido tu honra no solo te afectaba a tí,  sino que también manchaba de por vida la reputación de tu familia.

Fragmento 3:

VECINA: Leonardo, el de los Félix.
MADRE: (Levantándose) ¡De los Félix!
VECINA: Mujer, ¿qué culpa tiene Leonardo de nada? Él tenía ocho años cuando las
cuestiones.
MADRE: Es verdad... Pero oigo eso de Félix y es lo mismo (entre dientes) Félix que
llenárseme de cieno la boca (escupe), y tengo que escupir, tengo que escupir por no
matar.
VECINA: Repórtate. ¿Qué sacas con eso?
MADRE: Nada. Pero tú lo comprendes.
VECINA: No te opongas a la felicidad de tu hijo. No le digas nada. Tú estás vieja. Yo,
también. A ti y a mí nos toca callar.

La Madre se muestra muy agresiva cuando escucha el nombre de los Félix, lo que ocurre aquí es que, además, de que la Novia de su hijo ya no es "pura", a esto se le une que su antiguo novio era de la familia de los Félix. La Madre siente un gran odio por ellos, por cuestiones que ocurrieron en el pasado, ella razona cuando la vecina le hace ver que es pasado y que él no tiene nada que ver, pero el simple hecho de oír el nombre del enemigo le resulta espeluznante. 
Por otro lado, algo que se observa en dicho fragmento es también la función de la típica vecina que aconseja y consuela, en este caso, la vecina le pone como excusa para que no sea ella un obstáculo entre el Novio y la Novia, el hecho de que es vieja, por lo que se deduce que en la época el ser vieja iba unido con tener menos autoridad sobre las acciones de tu familia.




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